Barrio Malvín

Malvín se ubica al sureste de Montevideo, entre Buceo y Punta Gorda. Debe su nombre la deformación del de Juan Balbín González Vallejo, un español que en el siglo XVIII tuvo un saladero en la zona. Hasta fines del siglo XIX era un amplio terreno agreste, cubierto de dunas y arenales, dedicado a albergar saladeros, como el “de Magariños”, el Gestal y el del propio Balbín. Estaba fuera de la planta urbana de Montevideo, cuyo límite al este era el Camino de los Propios (actual Avenida José Batlle y Ordóñez).

El 15 de noviembre 1896 Francisco Piria loteó y puso a la venta una zona de veinte hectáreas, ubicada en torno al eje de las actuales calles Amazonas y Orinoco. Se trataba de 500 solares dirigidos a lo que el diario El Siglo calificó como “el gremio de lavanderos pobres”, que desde tiempo atrás abandonan Pocitos -ya transformado en balneario y con poco espacio para ese tipo de trabajos- y se instalaban en torno a la llamada “Laguna Malbín”, que abarcaba una buena parte de lo que hoy es el barrio y que tenía su zona más profunda sobre las actuales calles Amazonas y Decroly. Con el pago mensual de un peso, las familias lavanderas se hacían acreedoras de un solar -que podrían pagar al cabo de veinte o treinta meses- y adquirían el derecho de lavar gratuitamente en la laguna, “sin abonar nunca más un centavo”. Así surgió el barrio “Lavaderos del Este”, primera denonimación de Malvín.

También, a fines del siglo XIX, comenzaron a instalarse los vareadores de caballos, que llevaban los animales a la costa para recuperarlos físicamente luego de las competencias. Así surgieron los primeros ranchos y caballerizas de la zona. Esta práctica se extendió hasta comienzos de 1940, cuando el gobierno municipal la prohibió por razones de salubridad.

Durante las primeras décadas del siglo XX, Malvín fue integrándose al circuito balneario que estaba desarrollándose en la costa montevideana. En 1917 la Intendencia inició la construcción de la Rambla Este, destinada a unir, mediante una vía costera, los balnearios de Pocitos y Carrasco. Al año siguiente se inició la construcción del tramo de la Rambla Malvín. Esto promovió el desarrollo de la zona, que hacia fines de la década de 1920 ya se perfilaba entre los balnearios más importantes de la ciudad y que durante las dos décadas siguientes vio crecer una amplia infraestructura turística, entre la que se contaban los hoteles Amazonas, Villa del Mar, Argentino, Dewar, Las Brisas, Playa Malvín, entre otros.

La transformación de balneario en barrio residencial se procesó lentamente entre las décadas de 1920 y 1950. A esto ayudaron diversas iniciativas legislativas, entre las que destacan la Ley 7.395 -conocida como “ley Serrato”- que autorizó al Banco Hipotecario a otorgar préstamos a obreros y empleados por porcentajes que iban entre el 80 y el 100 por ciento del valor de las viviendas. Malvín se fue conformando como un barrio de variado perfil social, en gran parte gracias al reducido valor del suelo en comparación con el de otras zonas costeras. Se pobló de obreros que alquilaban sus casas, de funcionarios públicos de clase media que accedían a la vivienda mediante préstamos bancarios y de comerciantes prósperos o veraneantes que emigraban de otros barrios.

El desarrollo de clubes deportivos e instituciones sociales y educativas, así como de espacios públicos relevantes y de un estilo de vida “tranquilo”, “relajado” y considerado por su habitantes como distinto al ritmo acelerado de la ciudad, fueron marcando la construcción de una fuerte identidad malvinense, que aún se mantiene. Esto pese a que el barrio cambió mucho en el curso del siglo XX. El “Malvín viejo”, que se limitaba al norte por la calle Decroly, al sur por la costa y al este y oeste por los arroyos del Molino y Malvín, respectivamente, se expandió al norte hasta Avenida Italia y al oeste hasta la calle Ambrosio Velazco. A partir de la década de 1970 se procesó una fuerte transformación en la franja costera, caracterizada por el desarrollo de elevados edificios, que afectaron el acceso visual del resto del barrio hacia la costa. Además, muchos de los tradicionales espacios de socialización -bares, comercios familiares- desaparecieron. Por otro lado, Malvín comenzó a cotizarse. Muchos antiguos pobladores debieron mudarse a otros barrios y llegaron vecinos nuevos, en general de mayor poder adquisitivo y provenientes de barrios costeros de mayor concentración poblacional, como Pocitos. Pese a estos cambios, los malvinenses siguen señalando a su barrio como un lugar de cercanías. Los viejos habitantes -y también aquellos que se fueron, pero que vuelven periódicamente- siguen encontrándose en la feria o en otros lugares, mientras que los nuevos destacan el carácter afable del lugar, la posibilidad de vivir en un lugar relativamente ajeno al ritmo de la vida urbana y a la vez muy cercano al centro de la ciudad.