Uno de los motivos preferidos de los pictorialistas era la fotografía de paisajes. Los miembros del Foto Club de Montevideo, fieles practicantes de ese canon estético, establecieron en los estatutos de su institución la importancia de organizar excursiones hacia las afueras de Montevideo, con el objeto de lograr fotografías “pintorescas”. Esas excursiones también servían como espacios de socialización y de aprendizaje. Algunas de los lugares visitados fueron el arroyo de Pando, Villa Colón y las quintas con paisaje agreste que eran propiedad de amigos de los socios.
Los fotógrafos se reunían a tempranas horas de la mañana y partían hacia su destino equipados con sus cámaras y decenas de placas. Para el transporte de los equipos eran acompañados por “operadores” empleados por el Foto Club.
En caso de que las condiciones climáticas lo permitieran, permanecían allí hasta las últimas horas de la tarde, “cuando el sol ya muy bajo desafiaba la rapidez de las placas y lentes” según comentaba la prensa de la época. Una excursión integrada por diez fotógrafos podía derivar en la impresión de aproximadamente doscientos negativos de “magníficos paisajes” que pasaban a “enriquecer sus colecciones” y que en algunos
casos eran publicados por las revistas ilustradas de Montevideo.
Integrantes del Foto Club de Montevideo durante una excursión. Autor: s.d. Papel de revelado. 20,4 x 24,4 cm. Álbum personal de Héctor González Soubes. Archivo del Foto Club Uruguayo.