En esta retratística más personalizada predominaban los planos de busto proyectados sobre fondos neutros y sin elementos adicionales, en los que los protagonistas ya no miraban directamente al objetivo y se presentaban sin más contexto que su expresión. Esta tendencia se acentuó durante los primeros años del siglo XX, momento en que coexistieron amplias posibilidades en materia de técnicas, tipos y formatos, entre los que debe destacarse la profusa circulación de tarjetas postales que transportaban la imagen de personajes públicos y a su vez podían hacerse personalizadas. Uno de los usos más extendidos de los retratos fotográficos en el tránsito de un siglo a otro fue el de su obsequio como prenda de amistad u otros sentimientos íntimos.
María Santos y su hijo, Manuel Larravide, año 1903 (aprox.). Autor: fotógrafos de Chute y Brooks. Papel de revelado. 7,5 x 7,5 cm. MHN/CI, caja 2, foto 40c.
María Santos y su hijo, Manuel Larravide, año 1904. Autor: fotógrafos de Chute y Brooks. Papel de revelado. 7,5 x 7,5 cm. MHN/CI, caja 2, foto 40a.
Adriana Montero Bustamante, década de 1900 (aprox.). Autor: fotógrafos de Viuda de Dolce. Albúmina. 11 x 16,5 cm. MHN/CI, caja 122, foto 6