Antes de la llegada del daguerrotipo convivían en Montevideo diferentes formas de representación iconográfica. Entre las técnicas pictóricas predominaban el óleo y la miniatura, que se utilizaban en general para realizar retratos por encargo. La acuarela y el dibujo a lápiz o carbonilla eran las técnicas más comunes con que se realizaban las vistas y paisajes. Estas imágenes eran en general producidas por viajeros, e inspiraban reproducciones al grabado que eran comercializadas en sus países de origen o en algunos casos también en Montevideo. Espectáculos visuales como el diorama o el cosmorama tuvieron éxito en Montevideo durante largo tiempo. Denominados “viaje de ilusión” o “gabinete óptico” se realizaban una vez por semana, ofreciendo alrededor de una decena de imágenes de edificios y paisajes, y de escenas históricas entre las que había principalmente episodios bélicos de la historia europea. Estas imágenes eran presentadas al público pintadas o proyectadas sobre grandes telones. Entre otras funciones, estas representaciones cumplían un rol informativo y didáctico, ilustrando crónicas y noticias que circulaban a través de fuentes escritas.