Melilla
-
Autor:Carlos Contrera / CdF
En las primeras décadas del siglo XVIII, al poco tiempo de la fundación de Montevideo, los campos que se extendían entre los arroyos Pantanoso y Las Piedras y los ríos de la Plata y Santa Lucía pasaron a ser conocidos como la “Estancia del Cerro” o “Estancia de la Caballada del Rey”. Esta era un área de dominio fiscal que, como lo manifestara José Joaquín de Viana -primer gobernador de Montevideo- tenía como objetivo principal la cría y el mantenimiento de los vacunos y equinos utilizados por las fuerzas colonizadoras.
A esas tierras pertenece la actual zona de Melilla. Su nombre se debe a Juan Delgado Melilla, un integrante del segundo contingente de canarios que llegó para poblar Montevideo. Melilla fue agraciado con un solar de doscientas varas en el reparto de tierras ejecutado por Pedro Millán y Pedro de Fuentes en 1730, y se asentó en la parte norte de la “Estancia de la Caballada del Rey”. En 1769, luego de su muerte, los hijos de Melilla vendieron estas tierras a la esposa del gobernador, la Mariscala Doña María Francisca de Alzáybar. Finalmente los campos fueron heredados por su nieto, el Brigadier General Manuel Oribe, a través de su hermana Margarita.
Al finalizar la Guerra Grande y luego de la muerte de Oribe en 1858, sus tres hijos realizaron las primeras divisiones del campo de Melilla. De allí resultaron los fraccionamientos de Seré en 1921, de Azarola en 1925 y de Buxareo Oribe en 1927, que implicaron el establecimiento de cientos de nuevas chacras. En lo sucesivo el proceso de subdivisión continuó desarrollándose, surgiendo varios establecimientos fundamentales para la zona. Algunos de ellos fueron la “Quinta de Taranco” -originariamente conocida como la estancia “Santa María”, fundada por Oribe y luego vendida por Félix Buxareo a Félix Taranco en 1927-, la propiedad del escritor Carlos Reyles y la llamada “Estancia de la Redención” de la familia Illa. El nacimiento de numerosas chacras fue componiendo el perfil productivo y agrícola que caracteriza actualmente la zona.
En el transcurso de la primera parte del siglo XIX, la industria saladeril fue la actividad económica principal de la región oeste de Montevideo, que luego fue acompañada y progresivamente sustituida por la frigorífica. Específicamente en Melilla, los diferentes establecimientos cabañeros jugaron un papel fundamental en la mejora de las razas de ganado. No obstante, a partir del último cuarto de ese siglo, esas actividades fueron sustituidas por la agricultura, incluida la viticultura, que predomina en la zona hasta la actualidad.
Junto con los fraccionamientos de tierras comenzó el proceso poblacional de Melilla. Gran parte de sus primeros habitantes, provenientes de la zona aledaña de Peñarol Viejo, era de origen italiano. Si bien muchos se dedicaron en un principio al pastoreo de ganado o a la venta de paja para quinchados, varias familias se volcaron definitivamente al trabajo en las chacras.
La población de Melilla presenta un fuerte componente de familias con larga historia en la zona. Granjas iniciadas por los primeros chacreros continuaron siendo administradas por sus hijos y nietos. Los vínculos de confianza y amistad al interior de la comunidad, junto con un fuerte sentimiento de pertenencia a la zona, favorecieron la participación y colaboración de sus habitantes en distintas iniciativas sociales desarrolladas dentro y fuera de Melilla. Por ejemplo hacia mediados de la década de 1950, en momentos de un importante auge económico de las granjas, por iniciativa de Félix Santoro se realizaban entregas gratuitas de frutas a varios hospitales de la ciudad, llevadas a cabo por jóvenes participantes de la “Fiesta de la Vendimia”. Otro caso fue el de las jornadas de roturación de las tierras del Saint Bois, fomentadas por chacreros de Melilla hacia fines de la misma década.
Con el transcurso del tiempo la zona ha mantenido su carácter agrícola productivo. Actualmente existe un conjunto relevante de unidades familiares con niveles de capitalización e innovación tecnológica elevados, así como predios sustentados en métodos de trabajo más tradicionales, conviviendo con unidades de producción altamente especializadas en fruticultura. Así, se elaboran los porcentajes más altos de manzana, pera, durazno y uva del departamento de Montevideo. Más allá de estas actividades se han desarrollado otras iniciativas, algunas que no han perdurado en el tiempo -caso de la floricultura- y otras que se mantienen, como la elaboración de variados productos artesanales y la instalación de grandes locales para la realización de fiestas y otros eventos. Esto ha modificado en parte la fisonomía de la localidad, así como también la instalación de nuevos vecinos que, ajenos a la tradicional producción agrícola, han elegido Melilla como su lugar de residencia o descanso.
Fuentes
Carta de la doctora Isolina Quintana, directora del Hospital Fermín Ferreira, a los vecinos de Melila, 26 de febrero de 1962; “Extramuros”, documental realizado por el Servicio de Prensa, Difusión y Comunicaciones de la IMM con el asesoramiento de la Unidad Montevideo Rural; Gobierno Municipal de Montevideo, Digesto Municipal. Recopilación de disposiciones constitucionales, de leyes y reglamentos nacionales de interés municipal; y de decretos, ordenanzas, reglamentos y resoluciones municipales, en vigor hasta el 30 de abril de 1958, Montevideo, Edición oficial, 1958; Materiales brindados por Unidad Montevideo Rural; “Melilla Natural”, Boletín electrónico, números 3-33, diciembre 2005 - julio 2008; “Villa Colón-Melilla ayer”, en Villa Colón-Melilla hoy. Revistas hoy, 1995; Revista “Editorial Minas”, mayo de 1951, tomo XV, número 81; Entrevistas: Adhemar Moizo y Alicia Salvatore, Eduardo Boido, Enrique Raúl Silvarredonda, Félix Ortiz de Taranco y José Ortiz de Taranco, Franco Malaspina, Herman Santoro, Jorge Horacio Saler, Juan Bouza, Lucía Cano, Luis Daniel Alvin, Juan José Alvin, Dary Alvin, Miguel Alvin, Omar Alvin, Oscar Alvin, Luis Hugo Cousté, Mirta Menéndez y Geraldine Cousté, Mario Colom, Martín Bellenda, Miguel Touron. Nelson Gustavo Moizo, Ramiro Abreu, Angelita Aguerre y Alberto Zumarán, Ricardo Borga, Ruben Leone, Sara Becensoni, Susana Aida, Teresa Solari.
Bibliografía
ALTEZOR, C., BARACCHINI, H., “Historia urbanística y edilicia de la ciudad de Montevideo”, Biblioteca José Artigas, Montevideo, 1971; APOLANT, Juan Alejandro, Génesis de la familia Uruguaya, Montevideo, Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, 1937; ASSUNÇAO, Fernando O., BOMBET FRANCO, Iris, Colón, Fundación Banco de Bostón, 1993; BARRIOS PINTOS, Aníbal, “Villa Colón y su entorno”, Intendencia Municipal de Montevideo, Montevideo,1992; DE ALABA, César, Cien años de vida. Historia completa de Villa Colón, Colón y Melilla, Montevideo, S/e, 1973; La Diaria, “De Mercado Modelo a Unidad Alimentaria”, martes 23 de febrero de 2010, p. 11; LLAMBIAS DE AZEVEDO, Alfonso, Carlos Reyles. Una voluntad ardiente, Montevideo, Ediciones La Vida Breve, 1968; MARTÍNEZ MONTERO, Homero, Villa Colón. Historia, evolución, desarrollo, Montevideo, Junta de Vecinos de Montevideo, 1976; ORTÍZ DE TARANCO, Felix, ORTÍZ DE TARANCO, José, Historia de Melilla, inédito; ORTIZ DE TARANCO, José, Testimonio de la emigración española. Orígenes, genealogía e historia de los Ortiz de Taranco, Montevideo, Ediciones de la Plaza, 1994; SCARLATO, Guillermo, Apuntes sobre la historia de Montevideo rural, Unidad de Montevideo Rural, Diciembre de 2004; SCARLATO, Guillermo, Montevideo Rural. Evolución reciente de la producción agropecuaria, Unidad de Montevideo Rural, Intendencia Municipal de Montevideo, 27 de agosto de 2002, en www.montevideo.gub.uy/publicaciones/rural_agro.pdf; WSCHEBOR, Isabel, De la memoria fotográfica del pasado a la mirada documental del presente. Proyecto NosOtros del CdF, en Segundas Jornadas sobre Fotografía, CdF ediciones, Montevideo, 2007.
Realización: Centro de Fotografía de Montevideo
Edición fotográfica: Carlos Contrera
Textos e investigación: Mauricio Bruno, Alexandra Nóvoa
Fotografías contemporáneas: Carlos Contrera
Fotografías del CdF
Proyecto Nosotros
El Proyecto Nosotros forma parte de las líneas de trabajo dirigidas a ampliar el acervo del CdF. Apuntamos a colaborar en la construcción colectiva de la memoria fotográfica zonal y barrial. Trabajamos con testimonios fotográficos y orales: fotografías antiguas, materiales proporcionados por los vecinos (artículos de prensa, publicaciones barriales, archivos personales o institucionales) y documentación sobre el barrio en archivos y bibliotecas de la ciudad.