En 2010, por primera vez Llamale H tuvo una cobertura de prensa que atendió los contenidos cinematográficos, pasando de los sensacionalismos iniciales que insistían con preguntar ¿por qué un festival temático? ¿quién va a ver las pelis de Llamale H? ¿son todas pornográficas? Pasamos de hablar de “el tema”, a hablar de los temas, de los contenidos, de las películas, que son las que articulan un discurso, el que Llamale H ha intentado multiplicar.
El spot televisivo que hace el Instituto Nacional de Estadística, que anun¬ciaba un próximo censo nacional para el mes de setiembre, sostenía la importancia de conocer cómo se conforman los hogares en Uruguay, incluyendo los integrados por parejas del mismo sexo. Y además empieza a estar en el tapete el tema del matrimonio igualitario. No es moco de pavo toda esta movida, si pensamos que muchas personas no están contentas con que sea visible la diversidad. Quizás esto sea uno de los puntos neurálgicos de la actividad de Llamale H. Quizás sea su motor. Porque todo proyecto con una fuerte vertiente social recibe demandas en su accionar: respecto a los temas de la diversidad sexual o a otras injusticias sociales que como causas, generan colectivos y emprendimientos que las defiendan.
En ese equilibrio, de pasar buen cine, y de responder a las demandas, seguimos avanzando.
En el recorrido, cada vez más son las personas que se suman de uno u otro modo, aportando calidad, afecto, nuevos debates. Y eso tiene un valor imponderable que nos da visión a futuro. Como también da visión a futuro que cada vez más las políticas públicas vinculadas a la cultura en nuestro país, sean respetadas y operen como marco de acción para lo que hacemos, sea porque queremos alinearnos con algunas o porque nos ubicamos al margen de todas ellas.