
La zona detrás del teatro Solís y los entornos del viejo Mercado Central fueron una gran preocupación para Mariano Arana desde 1965, cuando participó de una intensa campaña para que el último no fuera demolido. El vacío urbano generado llegó a este siglo como desafío para arquitectos, urbanistas y autoridades. Finalmente, en los últimos años, gracias a varios emprendimientos públicos y privados, encontró una definición estimulante, que a Arana le parecía un gran acierto. (Autora: Silvia Montero. Archivo de la autora).