Olor a...
De todas las características utilizadas para identificar un hongo, el olor es la más subjetiva. Algunos micólogos con sentido de olfato digno de un superhéroe han descrito olores de algunas especies con la misma profundidad que un enólogo describe la fragancia y el sabor de un vino. Sin embargo, excepto una docena de especies, resulta muy difícil identificar a un hongo por su olor.
Pues éste depende de la cantidad de sustancias aromáticas que contenga el ejemplar en el momento de la colecta, del porcentaje de humedad ambiente y de la habilidad que posea el recolector de bucear en el complejo espectro de los olores.
Algunos ejemplos clásicos: Russula xerampelina huele a langostinos en mal estado, ciertos Clitocybe, Hebeloma y Agaricus huelen a anís, Clathrus ruber a nabo en estado de putrefacción.
Uno de los Agaricus tóxicos que crece en Uruguay (Agaricus xanhtoderma) se distingue de sus parientes comestibles, entre otras características, por su fuerte olor a iodoformo.