Se crió en el seno de un hogar futbolero. A los 12 años sus padres la apartaron de los estudios para que ayudara con las tareas hogareñas. Aun así, en épocas en que el fútbol no era común entre las mujeres, y a pesar de la oposición de su madre, sus tardes sabatinas estaban destinadas a recorrer —junto a su padre— diversos estadios para acompañar a su querido Almagro.