
Nació con una enfermedad que se llama epidermólisis bullosa distrófica, más conocida como «piel de cristal». A los 14 años estuvo internada durante tres meses con gran parte de su cuerpo vendado. Durante ese tiempo, un jugador de Talleres, amigo de la familia, la cuidó y acompañó. Juli, que había nacido en el seno de una familia hincha del equipo rival, decidió a partir de ese día llevar la azul y blanca, al igual que su ángel de la guarda.