La tarjeta de visita fue lanzada al mercado en 1854 por el francés André-Adolphe-Eugène Disderi, permitía obtener en un mismo negativo entre cuatro y ocho tomas mediante el empleo de un chasis especial o de una cámara con varios objetivos. Las copias en papel se cortaban en tamaño de 6 x 9 centímetros y se pegaban sobre un cartón con formato de tarjeta de visita. Los retratos en formato carte de visite, tal como era su denominación original en francés, dejaron de ser un objeto exclusivo, como era el caso de los daguerrotipos y ambrotipos, para transformarse en papeles acumulables que, en lugar de ser estuchados o enmarcados, comenzaron a integrarse a las páginas de los álbumes concebidos con esta finalidad.
La escenografía típica de esta época -en la que los retratos en ambientes abiertos eran poco frecuentes- contaba con columnas, pedestales, falsos balcones, cortinajes, muebles de utilería y fondos decorados con diversos motivos de interiores y de escenas al aire libre. Para ello se empleaban grandes telones pintados que evocaban interiores lujosos o exteriores diversos.