Rubén Leone

Yo vengo a Melilla desde que nací, aunque vivía en la zona del Cilindro. Después me fui a Brasil a estudiar, anduve en otros países estudiando en la parte de cirugía cardiaca, y en el año ‘82 me hice cargo de la casa de Melilla que era de mi madre y de una tía mía, y ahí empecé a reconstruirla y a plantar, porque esto me gustó desde chiquito. Me vine con la idea de vivir acá y plantar algo de fruta y después terminé comprando algún otro terrenito más porque acá los terrenos no son grandes, son pequeñas superficies que tienen un costo alto. Y ahí me fui metiendo y me gusta, tengo amor a esto, algunos amigos me dicen que estoy loco y otros me felicitan, y otros me dicen que estoy loco pero está bien.

Yo soy presidente de Jumecal, que es una cooperativa que tiene hoy cuarenta y tres años y surgió a impulso de la gente que tenía la necesidad de conservar la fruta. Esa gente peleó por conservar la fruta a través de las cámaras frigoríficas, en el rubro de fruta de hoja caduca, y la cooperativa fue la primera en desarrollar lo que es la atmósfera controlada, que consiste en conservar una fruta desde la cosecha en marzo o en abril hasta diciembre o enero y comerla como si tu la arrancaras del árbol ese día.

Hoy estamos haciendo un proyecto de plantación de cien hectáreas en unidad con la gente de la cooperativa Sofobal, de Nueva Helvecia, que se dedica a varias cosas y ha diversificado en los últimos años en plantaciones de durazno y manzana. Pensamos que en un futuro podría ser una “unidad sur” de producción de fruta de hoja caduca, dadas las condiciones de la tierra y del clima de esta región del sur, pensando sobre todo en el tema colocación, porque el consumo interno en el Uruguay es limitado, aprovechando la experiencia que tenemos nosotros en las plantaciones, la producción y la conservación en frío, y lo que ya están haciendo ellos desde hace unos años en las plantaciones y en la parte de industrialización.

Camino Mainumbí 1604. 27 de febrero de 2009.