Félix Taranco y José Ortiz de Taranco
Los hermanos Taranco que vienen de España son tres: el primero es Pepe en 1872, el segundo es Félix en 1880, y el tercero es Hermenegildo en 1884. El único que se casó fue Félix que es el abuelo nuestro. Sólo él dejó descendencia en Uruguay. Pepe Ortíz de Taranco se viene a los 14 años, con 27 pesos en el bolsillo y una carta de recomendación para amigos de la familia. Y tiene la suerte de agarrar un momento de enorme desarrollo del país. Además con cierta preparación, capaces e inteligentes, por 1885 los tres hermanos fundan “Taranco y Compañía” y hacen una fortuna descomunal.
En 1926, ya cuando había tenido nueve hijos, Don Félix compra a Don Buxareo el campo en Melilla, porque una de sus hijas, María Elena, había tenido una afección pulmonar y los médicos le habían recomendado aire de campo. Y allí Don Félix se pone a hacer la plantación frutícola más importante del país: árboles frutales de todo el mundo, extensiones inmensas de viñedos, trae de Australia duraznos, peras, etc. No bien se pone a plantar, organiza la exportación de las frutas. Y empieza a desarrollar una cosa que no le da la vida para culminarla, porque muere en 1940. Después mal o bien seguimos un poco nosotros.
Los nueve hijos de Don Félix fueron creciendo y teniendo hijos. Cada una de las estirpes familiares tenía su casa allí. De nuestra generación somos 25 primos y en verano aquello era un jolgorio. El veraneo de los Taranco en Melilla duró 20 años, fue una especie de modo de vivir. El río era un atractivo, la gente se iba a pescar los domingos, los asados, las comilonas en el río. Y bueno, uno vivó la cola de todo eso. En la granja de Melilla trabajaban 70, 80 personas, y en zafra 200. Esto fue desde el principio hasta que se vendió en 1978. Hubo personas que nacieron, trabajaron y murieron allí. Siempre hubo una gran unidad con toda la gente de la zona.
Nosotros estamos escribiendo la historia de Melilla. Uno de los motivos que nos indujo a escribir es el riesgo de que todos esos recuerdos se pierdan con uno. Entonces hay un cierto deber de hacer un testimonio de todo eso. Y bueno, con ese espíritu hemos hecho alguna cosa.
Plaza Cagancha 1329/801. 14 de julio de 2006.