
María Candelaria Jiménez Medina, después conocida como María Candelaria
Escayola, fue un personaje muy importante en la historia del coronel Escayola.
Juan Escayola, el padre del coronel, murió joven en 1851, dejando a su viuda con
cinco hijos. Dejó también una manzana en el centro de Durazno que compró
con su trabajo de carpintero. La viuda vendió la propiedad y se fue con sus hijos
al norte del país para establecerse en Laureles del Queguay, un lugar en el medio
del campo de Tacuarembó, donde vivieron en condiciones muy humildes. Cerca
de Laureles tenía su estancia el general gaúcho Antonio de Souza Netto, en Piedra
Sola. Maria Candelaria, hija primogénita de Bonifacia Medina, se casó con Netto y
la situación de la familia cambió radicalmente. Ella tenía 15 años y él 54.
Esta fotografía pertenece a la Sección de Archivo y Documentación del Instituto de Letras,
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República. Fue
descubierta gracias al docente y crítico literario Pablo Rocca, profesor titular de Literatura
Uruguaya en la misma Facultad.