Todo el año es Carnaval

Afiche promocional de la temporada de fiestas de verano y carnaval de 1916-1917, producido por el Consejo de Administración Departamental de Montevideo. (Foto: 01117FMHGE.CDF.IMO.UY - Autor: Sin datos/IMO). Combinando un diseño de estética Art Decó con símbolos del Carnaval local, esta cartelería anunciaba la llegada de las Fiestas de Verano y Carnaval.
Tablado de Carnaval. Calle Durazno. Año 1917 (aprox.). (Foto: 01391FMHGE.CDF.IMO.UY - Autor: Sin datos/IMO). Verdaderos teatros populares al aire libre, los tablados barriales traducían la creatividad artística de los vecinos que cada año emprendían la difícil y emocionante tarea de montar estas complejas estructuras por las que transitaban durante todas las noches de febrero las múltiples agrupaciones carnavalescas. A mediados del siglo XX, el Carnaval montevideano contaba con aproximadamente 160 tablados barriales, señal del proceso de masificación que desde tiempo atrás atravesaba esta celebración.
Desfile de Carnaval. Rambla Presidente Wilson. Parque Rodó. Año 1920. (Foto: 02378FMHGE.CDF.IMO.UY - Autor: Sin datos/IMO). Los carros alegóricos, adornados con los motivos más diversos, fueron a tracción a sangre en sus orígenes y mecanizados ya entrado el siglo XX. Estas verdaderas obras de arte, acompasaron los cambios en las estrategias publicitarias, transformándose simultáneamente en vitrinas ofertantes de las nuevas marcas y productos que a comienzos del siglo pasado invadieron el mercado uruguayo.
Fiesta de Carnaval. Hotel del Prado. Año 1918. (Foto: 01849FMHGE.CDF.IMO.UY - Autor: Sin datos/IMO). Desde sus orígenes más remotos en el medioevo europeo, la sociedad subvertía el orden preestablecido durante los días de fiesta carnavalesca. En los últimos años del siglo XIX el viejo sueño de ser "otro" durante la fiesta se convirtió en mercancía. En esta misma época, mientras los adultos comenzaban a quitarse sus antifaces para mostrar sus verdaderos rostros y ropajes cuidadosamente confeccionados, los niños se hacían presentes en la fiesta, disfrazándose como "adorables condecitos o diminutas damitas en traje aristocrático"* * ALFARO, Milita, Carnaval: una historia social de Montevideo desde la perspectiva de la fiesta, parte II, Montevideo, Trilce, p. 139
Desfile de carros alegóricos de Carnaval. A la derecha: Parque Hotel. Rambla Presidente Wilson. Año 1917 (aprox.). (Foto 01394FMHGEFMHGE.CDF.IMO.UY - Autor: Sin datos/IMO). Según relata Milita Alfaro "en los corsos de 1900, surcaron el aire montevideano flores, bombones, pantallitas chinescas e, incluso, bolsitas de raso de colores donde manos femeninas [...] habían estampado la inscripción 'Carnaval 1900' y habían pintado a la acuarela golondrinas, palomitas y caretitas." Para ese entonces " había irrumpido en Montevideo 'una de las invenciones más peregrinas del 'esprit' francés': la serpentina."* Al margen del protagonismo del que gozaba en estos festejos el Centro de la ciudad, cada barrio se vestía de forma peculiar para esta ocasión. Especialmente lujoso era el tradicional desfile en el que los automóviles último modelo transitaban por las ramblas del Parque Rodó y Pocitos. *ALFARO, Milita, Carnaval: una historia social de Montevideo desde la perspectiva de la fiesta, parte II, Montevideo, Trilce, p. 39
Desfile de Carnaval. Esquina de la Avenida 18 de Julio y la Plaza Independencia. Año 1948. (Foto: 08415FMHGE.CDF.IMO.UY - Autor: Sin datos/IMO). Desde fines del siglo XIX la iluminación jugó un papel fundamental en las noches del Carnaval. Los farolitos de papel a vela en la década de 1870, los majestuosos arcos a gas de principios del siglo XX y la más reciente ornamentación con bombitas de múltiples colores, testimonian la algarabía con que la ciudad nocturna se preparaba para recibir cada febrero.
Orquesta Lecuona Cuban Boys. Celebración de Carnaval en el Teatro Solís. Año 1951. (Foto: 08613FMHGE.CDF.IMO.UY - Autor: Carmelo Di Martino/IMO). Otra de las actividades que concitaba el interés del público en esta época del año eran los eventos organizados en hoteles y teatros, en los que los uruguayos bailaban al ritmo de las orquestas nacionales y extranjeras. Uno de los escenarios preferidos para este tipo de eventos era, desde el siglo XIX, el Teatro Solís. En 1877, El Carnaval -autotitulado Periódico anual burlesco y novelero- se refería elogiosamente a la forma en que el principal teatro capitalino se preparaba ante la llegada del Carnaval, anticipando que "algunas elegantes comparsas de señoritas y caballeros concurrirán al teatro en los días de carnaval, siendo muy probable que luzcan allí sus bellas canciones." La presencia de Los Lecuona Cuban Boys, a mediados del siglo XX, testimonia la vigencia de este escenario como espacio de disfrute durante los días de fiesta.
Desfile de Carnaval. Avenida 18 de Julio. Año 1977.(Foto 11804FMHGE.CDF.IMO.UY - Autor: Sin datos/IMO). Bajo los arcos de luz de la Avenida 18 de Julio, el corso oficial inauguraba todos los años la fiesta de Carnaval. Según Milita Alfaro el primer desfile de comparsas en las calles céntricas de la ciudad fue en 1873, fecha en que por primera vez "el novedoso 'paseo de las comparsas'- compuesto de cuarenta y dos agrupaciones y de tres bandas de música presididas por la Comisión organizadora y seguidas de una fila interminable de carruajes particulares- logró desplazar al agua como máximo atractivo de la fiesta". Aunque con modificaciones y toques propios de cada época, la ceremonia del desfile inaugural ha perdurado hasta nuestros días.
Fecha: 
22/12/2011
Descripcion: 

Los Carnavales del novecientos sintetizan, en buena medida, las diferentes modificaciones que tuvieron lugar en esta fase de transición. Durante las tres noches de festejo la cita obligada tenía lugar en el centro de la ciudad. Allí las diversas comparsas desfilaban a lo largo de una 18 de julio decorada e iluminada especialmente para la ocasión. 

Las transformaciones culturales y sociales que rápidamente dieron la tónica al nuevo siglo no fueron ajenas a la tradicional fiesta carnavalesca. Los modernos carros alegóricos mecanizados desplazaron a los antiguos vehículos de tracción a sangre. Sus luces de colores jugaban entre tradicionales máscaras y cabezudos, aportando a esta añeja fiesta popular un tono propio de la modernización.

Género, edad y raza pautaban los roles que cada uno de los actores cumplía en este concierto popular que ya no escapaba a las normativas del Estado. 

Desde 1943, comenzaron a elegirse por concurso oficial la Reina y las vice-Reinas de Verano y Carnaval, quienes presidirían año tras año el desfile inaugural. Bajo el destello de cientos de luces, cuyos frisos y figuras constituían auténticos testimonios de arte efímero, desfilaban las comparsas de negros con sus tamboriles, sus danzas, sus estandartes y símbolos. Sumado al desfile inaugural, durante la segunda mitad del siglo XX, creció el interés por el Teatro de Verano del Parque Rodó, donde se desarrolla hasta nuestros días el concurso oficial de agrupaciones carnavalescas que para ese entonces presentaba las siguientes categorías: Negros Lubolos, Cuadros internacionales, Parodistas, Humoristas, Escuelas de Samba, Dúos, Tríos y Murgas. 

Las imágenes que pueden apreciarse en esta página fueron tomadas, a lo largo del siglo XX, por los fotógrafos de la Comisión Municipal de Fiestas y de la Oficina de Propaganda e Informaciones, entidades que, en colaboración con las comisiones vecinales de tablados y otros organismos estatales, organizaba anualmente las celebraciones de Carnaval.

Bibliografía y fuentes consultadas para esta investigación:

"Aquellos carnavales de antaño", en: Carnaval del Uruguay, Montevideo, 1959 (Anuario)

"El Carnaval. Farsa y farsa", en: El Carnaval. Periódico anual burlesco y novelero, febrero 11, 12 y 13 de 1877, Montevideo, Año 7, Nº7

ALFARO, Milita, Carnaval. Una historia social de Montevideo desde la perspectiva de la fiesta, Tomo II, Carnaval y modernización. Impulso y freno del disciplinamiento (1873 - 1904), Montevideo, Editorial Trilce, 1998

BARRÁN, José Pedro, Historia de la sensibilidad en el Uruguay, Parte II, El disciplinamiento: 1860 - 1920, Montevideo, E.B.O., 1990

PLÁCIDO, Antonio D., Carnaval. Evocación de Montevideo en la historia y la tradición, Montevideo, Letras Editorial, 1966.

Investigación y textos:

Magdalena Broquetas, Isabel Wschebor.

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