Micorriza: un beneficio mutuo
Ciertos hongos establecen vínculos con las raíces de los árboles y otras plantas, que resultan beneficiosos para ambos. Dicha asociación simbiótica entre hongos y raíces se denomina micorriza. Las hifas de estas especies envuelven las raíces formando una vaina que ayuda a las mismas a mantenerse húmedas y que facilita la absorción de nutrientes por parte de la planta; también permite que ésta se adapte mejor a los cambios de acidez, temperatura y humedad del suelo. Las plantas «retribuyen» a los hongos con nutrientes y vitaminas, que éstos, son incapaces de sintetizar por sí mismos. Uno de los hongos más consumidos en Uruguay, el «hongo de pino» o «delicioso» (Lactarius deliciosus), forma micorriza con pinos. Uno de los hongos micorrícicos que mejor currícula tiene en la gastronomía internacional es el ascomiceto subterráneo llamado trufa. Debido a su increíble olfato, los mejores buscadores de trufas son los cerdos. Estos animales pueden olfatear, a diez metros de distancia, una trufa que
se encuentra hasta treinta centímetros bajo tierra.